FELIZ NAVIDAD 19 diciembre, 2020 – Publicado en: Sin categoría, Varios

17 de diciembre. Me he comido todo el calendario de adviento así que no sé qué haré hasta el día 24.

La ansiedad me ha sobrepasado después de leer el Anteproyecto de Ley de Medidas de Eficiencia Procesal del Servicio Público de Justicia, el Anteproyecto de modificación de la Ley de Blanqueo de Capitales, el Anteproyecto de ley de Enjuiciamiento Criminal y como postre, me he leído el BOE de hoy, donde se publica la Ley Orgánica 2/2020, de modificación del Código Penal, lo que me ha obligado a revisar los tomos pendientes de publicar y adecuarlos a la nueva modificación.

A estas alturas sólo sé que no se nada.

Además, me toca, como es costumbre desde hace más de 18 años (van 19), dedicar estas líneas a felicitaros por la navidad, a ver si logro con la que está cayendo, sonsacaros una sonrisa aunque sea por unos segundos. No es tarea fácil.

Es difícil concretar a qué o a quién dedico estas líneas este año. Pandemia, Post pandemia, Ante pandemia, pandemia mix, pandemia remix, primera ola, segunda ola, moción de censura, crisis económica, crisis social, crisis existencial. Presidente electo, Presidente ilegítimo, Estado Democrático, Dictadura, Españolandia, Venezolandia, Bolivialandia, derecha-izquierda, centro, social demócratas, progres o fachas, república independiente de mi casa al estilo Ikea, catetos y paletos. Ser o no ser. En fin, tengo dónde elegir, pero tanta demanda me pone difícil la elección.

Tras mucho pensar, me he percatado de que nosotros, los Abogados, no hemos tenido mucho protagonismo este año, protagonismo que se ha visto truncado por un largo e incomprensible confinamiento, nuestra sonrisa apagada por una mascarilla y por la lejanía letal de los juicios telemáticos. Desnudos ante las cámaras sin una toga que nos abrigue, nos cobije. Y ni qué decir que los cafés o cañas post juicios han desaparecido, alejando de nuestras vidas la sana confraternización Letrada.

Pero todo ello no tiene que hacernos olvidar de quiénes somos.

A la creciente complicación de la vida jurídica moderna (blockchain y legal tech incluido) la aspereza de los formalismos procesales, que parecen a los profanos misteriosas trampas, las ingentes modificaciones legales que nos quitan el hipo y nos inflaman las almorranas, siempre aparece como los superhéroes de Marvel, los abogados, aquéllos seres cuyo oficio para las personas profanas en el arte forense parece consistir en hacer triunfar las pretensiones del cliente, vestir el delito con los ropajes de la inocencia o embrollar las cosas ante los jueces civiles, hasta que el pícaro redomado consiga saquear al hombre de bien. Pero ¿realmente somos así? Quien piense que sí y crea que los abogados no están destinados a otra cosa más que a engañar a los jueces, no conoce la sustancia fundamental de nuestra profesión. Nuestro destino es trimestral y está unido irremediablemente a la AEAT como una pareja malavenida.

La función pública de los Abogados es indiscutible al día de hoy, como colaboradores necesarios de la justicia, aunque esta idea de utilidad pública de su función no sea conocida como una realidad por los profanos. En un sistema judicial inevitablemente complicado como es el de los Estados modernos, la justicia no podría funcionar si no existiesen los profesionales del derecho.

Como decía CALAMANDREI, el abogado es un elemento integrante de la organización judicial, como un órgano intermedio puesto entre el juez y la parte, en el cual el interés privado en alcanzar una sentencia favorable y el interés público de alcanzar una sentencia justa se encuentran y se concilian.

No obstante lo anterior, el espíritu popular siempre ha tenido una actitud de mordaz desconfianza hacia nosotros, al ver al abogado como el genio maléfico del mundo judicial. Caer en manos de un abogado es como si un náufrago hubiera caído prisionero de los antropófagos. Esa hostilidad literaria contra los abogados es universalmente sentida y consentida.

Como dije en una felicitación anterior hace unos años, citando -como no podía ser de otra manera- al maestro CALAMANDREI, la sátira ve en el abogado el artífice de sofismas, el burlador de jueces, la sanguijuela de los clientes, la encarnación antíteca de la honradez, de la sinceridad y del desinterés, virtudes que nos hacen parecer unos degenerados sin sentimientos.

Este inocuo y hasta divertido desahogo literario crea un halo de misterio en torno a los abogados. Somo útiles o inútiles? Productivos o parásitos improductivos?. Habrá de todo un poco me imagino, aunque ahora con la mascarilla es difícil adivinarlo.

La actual situación que vivimos de normal anomalía, de mentiras hechas verdades, de escandalosas situaciones que ya no escandalizan a nadie, nos ha sumido en una tenebrosa y oscura realidad sólo iluminada a base de ICOS y subvenciones, subida de SMI, prohibición de desahucios o cortes de suministros. Funcionariado atrincherado en sus mesas -gel hidroalcohólico mediante-, citas previas para todo, restricciones para dar y tomar incluso con el turrón de navidad, hacen hoy día más que necesaria la figura del abogado, quien pese a la liturgia satírica que no satánica, tiene en sus manos la lucha por las libertades. Aunque me considero un tipo moderno y hasta liberal, no puedo dejar de pensar en qué pasaría si el Fiscal tuviera en sus manos la instrucción de las causas penales. Me preocupa la figura del juez de garantías ¿qué va a garantizar?. A los que le guste la literatura de terror, no leais a Edgar Alan Poe. Os recomiendo el anteproyecto de la LECRIM.

La revolución francesa abolió los privilegios corporativos, la moda antigua de vestir de los abogados, pero no supo o no quiso desterrar su función en los tribunales.

Un socialista francés por el año 1908 intentó desterrar la figura de los abogados. En su versión rosa de una sociedad del mañana, entendía que los abogados debían desaparecer y con ello desaparecerían los pleitos, incluso acusaban a los abogados y otros juristas (jueces) de que éstos tenían tendencias conservadoras y que hacían una justicia de clase favorable a las clases dominantes. Me imagino que querían imponer la llamada dictadura del proletariado leninista.

Lo que da escalofrío es pensar que estas líneas, escritas por CALAMANDREI hace 70 años, no son muy diferentes a las que se escriben día a día en nuestro telediario y en el congreso de los diputados.

La mala memoria (histórica o presente) y la errónea forma de entender la política, las libertades fundamentales o la democracia, es un mal que nos arrastrará muchas navidades. Habrá muchas navidades pero pocas noches buenas. Y en este punto es a nosotros, a los abogados, a quienes la cordura debe llamar para estar atentos a la defensa de los derechos individuales.

La verdad es que este año no estoy muy sembrado, he perdido la ironía. Sólo me queda una pizca de discurso literario que en prosa o en verso intenta criticar agudamente de forma lúdica o meramente burlesca la actual situación. Es lo que en el diccionario de la Real Academia llaman sátira. Y si el sarcasmo es la forma más baja de humor pero la más alta expresión de ingenio, entonces irónicamente he perdido el sarcasmo también.

Esta felicitación, como todos los años, intenta haceros sonreír pero también aprender de nuestros clásicos jurídicos, aquéllos héroes olvidados que debemos como abogados recordar. Sumaré este año, como los anteriores, nuevos amigos a esta misiva lúdica e impertinente, pero siempre dentro de la confidencialidad que me obliga la ley de protección de datos, porque ya sabéis, no puedo tentar a la suerte y quedar desnudo y con la toga puesta delante de quien, no gustándole que me haya comido el calendario de adviento antes del día 24, tenga la tentación de denunciarme ante la agencia de protección de datos.

Como siempre inestimables amigos, tras semejante ladrillo navideño, os recuerdo: sed felices, sed buenos con el prójimo (aunque os recomiendo que nunca pongáis la otra mejilla, no tiene sentido),  pasad estas navidades rodeados de vuestros seres queridos (con un máximo de 6 personas), guardando la distancia de seguridad, con las manos lavaditas y nada de abrazos y besos. Y los que tengáis que reuniros mediante videoconferencia con vuestros familiares, por lo menos no seáis cutres e intentad tener una buena conexión wi fi. Vodafone tiene un plan de datos ilimitados muy interesante.

En definitiva. Amad al prójimo (que no sea a la mujer de tu amigo o el marido de tu amiga por favor), no perdáis el espíritu navideño aunque os toque dentro de unos días hacer el anual del IVA, sed felices ante todo y comed perdices, porque los que estamos aquí en el norte comeremos centollos, cigalas, camarones y un sinfín de monstruos marinos.

Como siempre queridos amig@s FELIZ NAVIDAD

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