FELIZ NAVIDAD 22 diciembre, 2022 – Publicado en: Sin categoría

Buonasera a tutti – Guten abend – boa tarde – bona tarda – arratsalde on – god aften -bonsoir – good evening.!!!!

Otro año más, y ya van 16. Como todos los años, toca sonsacaros una sonrisa (o un bostezo) en estas fechas tan señaladas.

En este año 2022, como en años anteriores, incorporo a esta misiva a nuevos amigos, ocultados convenientemente en copia oculta por eso de la protección de datos y porque, además, muchos de ellos no quieren que se sepa públicamente que están tan locos como para pedirme que los incorpore en esta salutación.

Este año es muy difícil saber a quién dedicar esta salutación navideña, porque, coincidiréis conmigo, que la época en que vivimos me lo ha puesto muy difícil. Incluso me he planteado no escribir, pero muchos de vosotros, ya me habéis pedido insistentemente que escriba esta misiva, incluso siendo conscientes que deberéis perder un tiempo valioso de vuestras vidas para leer tamaño manifiesto navideño. Esto en derecho penal se llama dolo. Actuar con consciencia y voluntad. Ese aspecto cognitivo y volitivo tiene excepciones. A lo mejor los que estáis pidiendo este correo estáis actuando con miedo insuperable o simplemente sois inimputables, pero eso deberá valorarlo Papá Noel, no el que suscribe que ya os conoce y sabe que a lo mejor estáis actuando bajo la influencia de bebidas alcohólicas (siempre y cuando estéis leyendo este correo después de la comida navideña de empresa). Y si no estáis actuando con dolo, me planteo seriamente vuestra imprudencia o negligencia, incluso vuestra ignorancia deliberada. En todo caso, si a la hora de abrir este correo, lo termináis leyendo, será porque habéis tenido lo que en la doctrina penal alemana se llama el dominio funcional del hecho (ROXIN, JESCHEK), lo que me permitirá librarme de cualquier crítica.

Dado que está en boga y en boca de todos el feminismo, voy a utilizar este año una hermosa palabra femenina, a fin de no herir susceptibilidades: La sátira (que no es lo mismo que el sátiro, así que cuidado con el lenguaje inclusivo).

Por lo tanto, como en años anteriores, ya sea en forma de verso o en prosa, procederé a criticar -siempre de forma lúdica o meramente burlesca-, algunas costumbres o vicios que nos aquejan.

Argentina campeona del mundo, en uno de los partidos más trepidantes que se recuerden en un mundial. El Tribunal Constitucional al igual que Mbappé, echando balones fuera en el tiempo de descuento. A esa Señora llamada Sedición, le sacaron la roja, y nuestras expectativas de un nuevo año menos convulso, al igual que la malversación, se han visto rebajadas a la mínima expresión.

Ya decía CARNELUTTI que es bastante más preferible para un pueblo tener malas leyes con buenos jueces, que malos jueces con buenas leyes. Por ello, nuestra querida Irene se ha echado a redactar leyes a tutiplén para que los buenos jueces las apliquen con rigor; y, si no saben cómo hacerlo, ella se ha ofrecido a explicarles cómo aplicarlas.

Por ello, no es lo mismo el que malversa para su bolsillo que el que lo hace para lograr la tan ansiada independencia del Estado opresor. Son conductas distintas: no se malversa para el enriquecimiento o lucro propio o de un tercero, sino por el interés general de aquéllos que anhelan un país, como Alicia, en el país de las maravillas, sino pregúntenselo a TIM BURTON.

Todo esto es un cambalache, y como decía la letra del tango (redactada hace 100 años) “el que no llora no mama y el que no afana (roba) es un gil”, porque hoy “resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro (ladrón) o pretencioso estafador. Todo es igual, lo mismo da un burro que un gran profesor” y se quejaba amargamente el tanguero que “esto es una falta de respeto y un atropello a la razón”. Habría que decirle a nuestros representantes que de vez en cuando escuchen un tango. El problema es que no saben escuchar.

Por ello este año no lo vamos a dedicar ni a los abogados, ni a nuestros queridos jueces. La palma se la llevan los representantes del pueblo, SÍ o SÍ.

Hemos escuchado hasta la saciedad por los actuales políticos que nos gobiernan, que hay que desjudicializar la política. Si por política entendemos aquella actividad de los que gobiernan los asuntos que afectan a una sociedad o a un país, deberemos llegar a la conclusión que nos están pidiendo que les dejemos hacer lo que quieran, como quieran y cuando quieran, sin tener que dar cuenta de su (i)responsabilidad o conductas rayanas en la ilegalidad.

Para Platón los políticos no sólo debían convencer, sino que debían forzar a sus ciudadanos a ser mejores, tratando de persuadirlos y de llevarlos contra su voluntad a aquello que pudiera hacerlos mejores. Por eso ahora empiezo entender mejor nuestra política. Altruistamente sólo quieren que seamos mejores: mejores independentistas, mejores malversadores, mejores sediciosos, etc.

La confrontación, el envilecimiento entre pares en el congreso y la grosera y premeditada falta de acuerdos parlamentarios, se debe a muchos factores, entre ellos, la falta de preparación en las personas que ejercen el poder de representación, y porque las decisiones deben estar basadas en el interés general del partido, no en el interés general del país, pero sobre todo porque ninguno está dispuesto a escuchar al otro. Y esto último no es baladí. Hay una diferencia muy grande entre escuchar y oír. Dos verbos que, aunque parecidos, son muy diferentes. Según la RAE, escuchar significa en su primera acepción “prestar atención a lo que se oye”, mientras que oír, en su primera definición significa “percibir con el oído los sonidos”. ¿Esto que significa?. Escuchar implica de por sí oír. Se trata de oír e interpretar aquello que te están diciendo. Cuando alguien se dispone a escuchar lo hace de forma activa, es decir, hay una intencionalidad en ello, algo que no sucede con el verbo oír. Para oír es suficiente un oído sano y limpio y un sonido perceptible.

Entonces, que está pasando?. Muchas veces la gente no escucha porque juzga, etiqueta y prejuzga, o entre otras cosas, porque busca la discusión o el desacuerdo. Ello nos lleva a concluir que aquí nadie escucha a nadie. Yo juzgo, tu juzgas y todos juzgamos, etiquetamos y prejuzgamos.

Estamos ante la presencia de una política actual de sesgos. Y queridos lectores, algunos se preguntarán que estoy diciendo y si me he comido unos hongos alucinógenos traídos de Amsterdam. Pero no. Sólo he desayunado galletas navideñas de genjibre que no son alucinógenas pero me han dicho que sí afrodisíacas, aunque no he notado aún la diferencia ni se me mueve el pantalón.

Virilidad o falta de ella aparte, nuestro hermoso diccionario de la RAE define el sesgo como la oblicuidad o torcimiento de una cosa hacia un lado, concepto que también se utiliza en sentido simbólico para mencionar una tendencia o inclinación.

En psicología, se utiliza mucho este término. Por ejemplo, un sesgo cognitivo, es una característica en particular de un sujeto, que incide en el procesamiento de la información y que forma lo que se conoce como prejuicio cognitivo. Es una clase de distorsión que afecta el modo de percibir la realidad.

En nuestro caso, la política ibérica se ha reinventado con el sesgo del falso consenso. Nuestro querido Antonio presupone que sus propias opiniones y creencias son apoyadas o compartidas por la mayoría de la sociedad. Y a partir de aquí, entra en acción el sesgo político, que implica la alteración de la información para lograr que el político y sus políticas parezcan atractivas.

Mi simpatía con la Ministra Belarra acabó difuminándose con el proyecto de 16 tipos de familia que plantea y que pronto saldrá a la luz con su aprobación. Se plantean familias monomarentales, monoparentales, singles, transnacionales, retornadas, trans, homosexuales, etc., Pero olvidó la Ministra incorporar la familia poligámica. Ya había encargado una cama King size para revolcarme con 5 esposas mientras otras 3 me hicieran masajes fisioterapeutas para relajarme. Pero no. Este tipo de familia se ha dejado fuera del proyecto. Pediré amparo al Tribunal Constitucional para que paralice el proyecto. Me imagino que resolverán más rápido ahora que se ha acabado el mundial.

Estamos ante un agravio comparativo. Si somos una sociedad moderna, y estamos dispuestos a aceptar 16 tipos de familia, incluidos los perros de caza como mascotas, joer, podría haberse estirado la Belarra y darnos una alegría, máxime cuando en el mundo existen sociedades poligámicas como en las sociedades islámicas o hinduistas. Queridos lectores, no os froteis las manos que las relaciones sexuales casuales, las orgías, las pernoctas con derecho a roce, los amoríos secretos, la prostitución o el intercambio de parejas no hacen un matrimonio poligámico. Esto último podríamos solucionarlo con una ley de parejas de hecho poligámicas y multiorgásmicas.

Vuelvo a escuchar tango, y todo esto realmente me parece un cambalache, problemático y febril.

Queridos lectores ya sé que os he puesto la miel en los labios, pero pensad que en un divorcio poligámico ibais a pagar la intemerata de pensión, ya sea de alimentos ya sea compensatoria. Así que descartad esta fascinante idea por el bien de vuestros bolsillos.

Mientras escribo estas líneas nuestro Tribunal Constitucional según parece ha dado un golpe de Estado o eso dicen los que cultivan Rosas con el puño y la guadaña. Me asomé a la ventana y pude ver sin dificultad que el gobierno sigue siendo el mismo, las luces de navidad de Vigo siguen encandilando a Nueva York, los payasos continúan con sus bailes en el Congreso y Antonio sigue durmiendo en La Moncloa.

De Joven cuando intentaba ser jurista, me enseñaban que como golpe de estado se conoce una actuación rápida y violenta por medio de la cual un determinado grupo toma o intenta tomar el poder por la fuerza con la finalidad de desplazar a las autoridades legitimas vigentes, lo que supone una vulneración de la legitimidad institucional sobre la que se erige el Estado en cuanto forma de organización política y de la normativa jurídica por la cual se rige.

Pero también me enseñaron que cualquier ley que se prepare por el poder legislativo y tenga que ver con derechos fundamentales, debe ser aprobada mediante Ley Orgánica.

¿A dónde quiero llegar queridos y sufridos lectores? Pervertir el lenguaje es imputar acontecimientos inexistentes, es adjudicarse una verdad indiscutible, es deformar hechos, sentimientos, emociones de otros, es invalidar la importancia de los argumentos de los adversarios, es desempoderar las realidades lingüísticas, impedir la comunicación, cancelar el debate y crear un monólogo. En definitiva, pervertir el lenguaje es una forma de violencia. Así que seamos claros: el trabajo de los jueces constitucionales ni es un golpe de Estado ni en agosto es navidad.

Llueve sobre mojado. Hermosa frase que en Galicia se aplica a rajatabla. Aquí llueve, llueve y vuelve a llover antes de que se seque el suelo. Ya  me han salido escamas mientras escribo esta salutación. Ya sabéis lo que os digo todos los años queridos lectores. Sed buenos y amad al prójimo (no a la mujer del prójimo porque podréis tener un problemón). Y sobre todo, cuando recibáis un bofetón, no pongáis la otra mejilla (Jesús se equivocó terriblemente con esta actitud).

En estas fechas tan señaladas toca hacer un paréntesis, disfrutar con la familia, la pareja, los amigos, los hijos, en definitiva, pasar unos días con los seres queridos. Comed, comed hasta reventar, bebed hasta perder el conocimiento para poder olvidar, seres hermosos e insensatos, que os habéis gastado en estas navidades el IVA que en muy pocos días tendréis que declarar ante la AEAT.

No quiero daros envidia, ni de la buena ni de la mala, bueno en realidad la envidia nunca es buena, pero os comunico que estas navidades comeré unos cuantos centollos que tengo en la nevera (a compartir), de segundo una buena carne de venado (ciervo) con puré de castañas, un par de botellas de Don Perignon (que me regaló un cliente generoso o que le cobré poco) y de postre un whisky japonés (admito la diversidad en una sociedad global multicultural). Ante tamaño menú es difícil hacerse vegano, vegetariano, lactovegetariano, frugivorista (los que comen frutas) o crudivorista (personas que comen alimentos sin cocinar). Como podréis apreciar me encuentro dentro del grupo de las personas omnívoras y dentro de este género, más específicamente en el canivalismo heterosexual que no heteropatriarcial.

Así que quien quiera compartir el cadáver de un centollo o chupar los huesitos de un venado, está invitado expresamente.

De verdad queridos amigos sed buenos, amad al prójimo, disfrutar de la familia que es lo más importante que tenemos, tomaros unos días de descanso (dos exactamente no más que el 26 es lunes y hábil), amaros, quereros, compartid ese amor incondicional con vuestros seres queridos y con los demás, recordad con afecto a los que ya no están y en definitiva, celebrad unas fiestas cargados de esperanza, SÍ o SÍ.

Feliz navidad.

Sergio Amadeo Gadea

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