FELIZ NAVIDAD 24 diciembre, 2021 – Publicado en: Varios

Buon pomeriggio a tutti!!!.

Ancora un anno sono in grado di congratularmi con te o annoiarti con questo augurio di natale.

Traducido sería algo así: me encuentro un año más en la tesitura de saludaros o aburriros con esta salutación navideña. Pero como ya son 15 años -sí 15 años!!-, de acordarme de vosotros e intentar como siempre sonsacaros una sonrisa en estas épocas, sí cabe más en los tiempos que corren, no puedo dejar de pasar la ocasión de volver a hacerlo.

Como todos los años, incorporo a esta misiva a nuevos amigos, amigas y amigues (soy muy moderno), personas bios, gen, heteros, homos, simples intercambiadores de fluidos, o votantes desencantados, personas, persones y personajes que como ya sabéis de sobra, no aparecen en el correo por eso de la protección de datos y para evitar que me den carbón en la agencia de protección de datos.

Los que ya me conocéis sabéis que aprovecho esta ocasión, siempre desde nuestros clásicos, para dedicar con fina ironía y un poco de sarcasmo la salutación navideña a reírnos de nosotros mismos o de los jueces, pero no con malicia, sino como simple divertimento. Pero este año es complicado elegir. Muchas cosas han pasado y nos ha pasado y con la que está cayendo no sé si estaré a la altura de sacar esa ironía de mi. Puede que la tenga confinada.

Desde los confinamientos-legales ilegales, constitucionales o inconstitucionales, necesarios o innecesarios-, hasta los cierres de empresas, con un virus mutante esperándonos en cada esquina, gastándome un pastizal al mes en mascarillas y con un Estado adormeciendo a la población, he llegado a la conclusión de que vivimos en un Estado minimalista, si tenemos en cuenta que el término minimalista es la tendencia a reducir a lo esencial, a despojar de elementos sobrantes, con la filosofía famosa de “menos es más”, como los hilitos de plastilina (caso Prestige) o el apenas habrá transmisión de contagios (de nuestro amigo Simón). Es un minimalismo exacerbado que incluso reduce nuestras neuronas y espíritu a lo mínimo indispensable para sobrevivir.

También podría dedicar esta salutación a nuestro querido e impersonal sistema lex net. No creáis que no lo he pensado cuando anoche a las 22.08 me llegó un mensaje de lex net comunicándome que tenía una notificación que aún hoy por la mañana no pude abrir. Intentar abrir lex net a la primera, es más complicado que darle de comer a una boa constrictor con un biberón. Difícil elección.

Un Magistrado italiano de los años de la posguerra decía que si no hubiera abogados, habría menos pleitos y hasta posiblemente no habría ninguno. Es más, si no hubiera abogados decía este Magistrado, los litigantes dirían siempre la verdad. Y no habría ya en el proceso las sutilezas excogitadas por los leguleyos, no habría cuestiones de competencia, ni apelaciones ni recursos de casación. Si no hubiera abogados, la justicia se desarrollaría buenamente, con espíritu paterno y patriarcal. Pero como decía mi querido PIERO CALAMANDREI, no se puede caricaturizar a los abogados sin satirizar también a los jueces. Abogados y jueces juegan en el mecanismo de la justicia como en la pintura los colores complementarios: precisamente por ser opuestos, brillan mejor cuando están cerca.

Por este motivo, los jueces deberían ser vigorosos defensores de la abogacía, pues sólo cuando se respeta a los abogados, se honra a los jueces.

Mi querido CALAMANDREI decía que abogados y jueces no son más que dos aspectos de una misma realidad. Habrá que perdonarle al maestro florentino esta idea fija que tenía, porque la realidad nos demuestra que mientras unos vamos en metro a la Plaza del cadalso (de Castilla) o esquivamos virus entre colas, esperas y juicios, otros viajan en la nave de Star Trek.

Ese minimalismo del que antes hablaba, también ha llegado a la justicia, ese “menos es más” es una fabulosa filosofía judicial. Resoluciones estereotipadas que hasta parecen motivadas sólo porque le cortan y pegan algunas sentencias (que algún día me tomaré la molestia de contrastarlas), es el minimalismo en estado puro. Ya sabéis que para encontrar la justicia es necesario serle fiel: como todas las divinidades, se manifiesta solamente a quien cree en ella, decía CALAMANDREI.

Ese minimalismo incluso telemático, donde puedes pasar una vista frente a un televisor con corbata y en calzoncillos o cuando -como me ocurrió este año-, la vista no se ve por problemas de conexión, terminas pasando el juicio por teléfono. Si queridos amigues, por teléfono e interrogando a un testigo que no ves y que te imaginas, con la oreja roja y caliente, frita por las radiaciones del móvil cuya batería se agota después de pasar una larga y vista no vista. En fin. Es complicado convivir con estas modernidades y más complicado explicarlas a tus clientes claro.

Y después del juicio viene la sentencia, al igual que después de la tempestad viene la calma. Y como dije en otra salutación años atrás, citando también al maestro CALAMANDREI, el juez tiene, como el mago en la fábula, el sobrehumano poder de producir en el mundo del derecho las más monstruosas metamorfosis, y de dar a las sombras apariencias eternas de verdades y porque, dentro de su mundo, sentencia y verdad deben en definitiva coincidir, puede, si la sentencia no se adapta a la verdad, reducir la verdad a la medida de su sentencia.

Luego tocará recurrir si te dejan, si el pleito es tan nimio que no supera los 3.000 euros, ponle sal y pimienta a la sentencia y cómetela a trocitos, explícale al cliente que no puede recurrir porque su reclamación no tiene tanto valor (porque no supera 3 salarios mínimos vitales) y por ello te quitan ese derecho, salvo que seas independentista. Entonces podrás recurrir hasta la estratosfera, ver tu juicio en streaming mundialmente, caerte 13 años, indultarte y a los pocos meses hacer mítines multitudinarios (sin mascarilla) y explicar al Popolo que volverás a hacerlo. El Estado es un gigantesco robot al cual la ciencia le ha podido crear el cerebro, pero no el corazón (CARNELUTTI).

Esto me llega a hacer comprender como abogado que la injusticia no es nunca efecto de la incomprensión o de la mala voluntad del juez, sino del maligno influjo de las constelaciones.

Cesare BECCARIA decía ya en el año 1780 aproximadamente, que una cosa no es justa por el hecho de ser Ley. Debe ser ley porque es justa. Y cuando la ley es clara y precisa, la función del juez no consiste más que en comprobar un hecho (KANT), por eso, sin respeto a los derechos, nunca habrá un gran pueblo, sino unos seres racionales e inteligentes cuya relación es la fuerza (Guiseppe CHIOVENDA).

Mi amada y sufridora esposa siempre me dice que soy un hombre del renacimiento. Un renacentista redomado. Este año comencé a estudiar italiano, me piace la opera, escribir, el buen mangiar, il vino toscano; en definitiva, Io sono il cuoco che cucina il cibo. Florencia es mi ciudad preferida para beber una buena copa de vino en una terraza frente al Palazzo de los Uffizi escuchando jazz.

Todo esto se ha esfumado con miei amici corona (de apellido virus), que ha acaparado todos los telediarios, y se ha hecho mundialmente famoso, como la Pantoja, Federer, Putin, la isla de las tentaciones y el resistiré del Duo Dinámico. Sabemos más del virus que de nuestros amigos o familia y siempre nos acompaña a todas partes y nos tiene acongojados como cuando esperamos la resolución de nuestro pleito.

Pero volviendo a los abogados. No nos olvidemos que el nombre mismo del abogado suena como un grito de ayuda. Advocatus, vocatus ad, llamado a socorrer. También el médico es llamado a socorrer, pero si solamente al abogado se le da este nombre, quiere decir que entre la prestación del médico y la prestación del abogado existe una diferencia, la cual, no advertida por el derecho, es sin embargo, descubierta por la exquisita intuición del lenguaje. Abogado es aquel al cual se pide, en primer término la forma esencial de la ayuda, que es propiamente, la amistad (FRANCESCO CARNELUTTI).

Los abogados en Hispania han logrado grandes cosas, y no siempre son grandes abogados de rimbombantes despachos (en realidad nunca lo son), sino humildes servidores, que defienden una causa perdida. No olvidemos los grandes logros conseguidos (clausulas suelo, gastos de hipotecas, preferentes, subordinadas, hipotecas referenciadas, plusvalías, etc.), grandes logros conseguidos en Europa enmendando la plana en muchos casos a un Supremo o un constitucional adormecidos. Por eso, parafraseando a CARNELUTTI, debo deciros que es bastante más preferible para un pueblo tener malas leyes con buenos jueces, que malos jueces con buenas leyes.

El juez es el derecho hecho hombre y sólo de este hombre podemos esperar la tutela que en abstracto nos promete la ley, pero en la práctica todos sabemos que esto es más difícil que besar en los labios a un cocodrilo hambriento.

Amigos, amigas y amigues, en estas navidades sed buenos, buenas y buenes, respetar y amar al prójimo (no a la mujer del prójimo porque podéis tener problemas), y sobre todo nunca pongáis la otra mejilla cuando lleváis una Hostia (mirad lo que le pasó a Jesús por hacerlo), sed felices, felizas y felizos, cuidadín con nuestro amigo Corona; comed y bebed, bebed mucho para olvidar que después del 31 comienzan los trimestrales de IVA e IRPF y que os habéis gastado el IVA en los regalos de navidad.

Pero sobre todo, no perdáis la esperanza en estas fechas tan señaladas, la esperanza de amar siempre, la esperanza de ser amado, la esperanza de estar bien con los vuestros, la esperanza de que este año venidero no os va a inspeccionar la AEAT.

La ironía bien empleada es un instrumento que ameniza la vida en sociedad, soliéndose utilizar para exagerar en un sentido algo para dar a entender que sucedió lo contrario. Por tanto no os toméis al pie de la letra lo afirmado irónicamente en esta misiva (salvo lo de no poner la otra mejilla, eso no es ironía sino sentido común), espero que hayáis aprendido algo nuevo de nuestros olvidados clásicos y que os haya divertido leer esta carta al igual que yo me divertí escribiéndola.

Sed felices amigos, amigas y amigues míos mías y mies. La vida es muy corta y efímera para perderla en problemas. Y mientras vosotros sois felices, felizas o felizos o estáis pensando como serlo, yo me comeré un salpicón de mariscos (lumbrigante incluido), unas vieiras, unos camarones, un ciervo marinado que te deja los ojos en blanco y me beberé un champan francés para celebrarlo, pensando en vuestra felicidad.

Feliz Navidad y próspero año 2022 queridos lectores. Y si alguno de vosotros después de perder media hora de vuestra vida leyendo este mail decide bloquearme de por vida lo entenderé.

No perdáis nunca la esperanza, el 2022 podrá ser un anno horribilis pero nunca será peor que este o el anterior (hay que ser optimistas también).

Buon Natale e felice anno nuovo

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