FELICITACION DE NAVIDAD 30 diciembre, 2015 – Publicado en: Sin categoría

Buenas y navideñas tardes a todos/@s:
Nuestro Código Civil en su art. 1 nos dice que entre las fuentes de nuestro ordenamiento jurídico está la costumbre y que ésta regirá en defecto de ley aplicable, siempre que no sea contraria a la moral o al orden público y sobre todo, que resulte probada. No tengo muy claro después de tantos años que estos mails no sean contrarios a la moral o al orden público (a lo mejor un poquito, pero sólo un poquito), pero sí resulta probado que es costumbre ya consolidada que llevamos 12 años leyendo estas felicitaciones navideñas y por ello reincido en ello, no sé si porque creo que disfrutáis con ellos o simplemente para aburriros año tras año.
Este año la verdad es que no sabía muy bien a qué o a quién dedicarle estas líneas. Al final he decidido dedicársela al delito y a la desigualdad penal.
Este convulso 2015 da para mucha escritura: Bankia (salida a bolsa), caso Nós, preferentes, Abengoa, Pescanova, Bárcenas (papeles y papelitos), corrupción (mucha mucha), los Eres…. ¿Qué son estos casos? Los menos entendidos dirán que son actos delictivos, los más entendidos que son sólo negocios.
En este punto debemos reflexionar: hablamos de negocios o de actos delictivos?. Yo más bien creo que nos encontramos con el delito como negocio. Si el delito es un acto ilícito, su figura es incompatible con la de los otros actos jurídicos, en la medida en que esta incompatibilidad exista para los actos ilícitos en general. Sin embargo el ordenamiento jurídico muchas veces deja coexistir los efectos de un negocio con los del delito, por ejemplo, el adquirente de un producto vendido con marca falsificada puede hacer valer su derecho de comprador, aunque el vendedor deba ser castigado. Por tanto ¿debemos considerar la salida a bolsa de Bankia o los contratos del caso Nós como un delito o sólo como un negocio?. Todo delito representa un acto ilícito, pero no todos los actos ilícitos son delitos. Por ello hablamos de actos ilícitos penales y actos ilícitos civiles. Como todos sabemos, la distinción entre acto ilícito civil y penal se refiere a la sanción civil y penal. Por tanto la diferencia no está en la calidad de la norma sino en la sanción. Y visto el percal debemos coincidir que no existe ilícito penal alguno, porque no conozco ninguna sanción que se haya aplicado a estos casos y las que se aplican son más benévolas que pagar una pensión de alimentos a la hija de la Presley. Por tanto debemos coincidir que en España no se delinque, se hacen negocios a gran escala.
Para analizar el delito, se debe tener en cuenta y fijar la atención en el hombre que lo comete. Pero, ¿cómo es este hombre?. Puede ser de mil modos diversos. Puede ser joven, viejo, hombre, mujer, cuerdo, loco, nacional o extranjero, puede ser igualmente fuerte o débil, bueno o malo, rico o pobre, rubio o moreno. Hasta el menos versado comprende en seguida que algunas de estas cualidades son relevantes y otras indiferentes para el derecho. Si el que mata o roba tiene más o menos de 14 años dependerá de que sea o no castigado.
Pero esto no basta. El delito es un producto social. Robinsón Crusoe, solo en su isla, no podría cometer delitos, dado que no habría violación de ningún deber jurídico.
Se comprende que en un régimen jurídico como el nuestro dominado por el principio “la ley es igual para todos”, las cualidades personales de las que depende la existencia o inexistencia del delito, tengan que ser extremadamente raras. Podríamos comprenderlo desde rígidas exigencias constitucionales que aplican excepciones a este principio de igualdad, dando incluso en algunos casos inmunidad penal. Decía el maestro CARNELUTTI en su teoría general del delito, que la desigualdad jurídica es el precio que paga el ordenamiento jurídico por los beneficios obtenidos con la impunidad en el campo de la justicia, es decir: no es el fin, sino el medio para alcanzar otros fines distintos. Se crea conscientemente una desigualdad, de la cual la impunidad es una consecuencia, no una premisa. La determinación del límite de la desigualdad es naturalmente el resultado de una evaluación política. Por ejemplo, la posición del Rey, es esencialmente una posición constitucional de desigualdad. El Rey no sería Rey si fuera igual a los demás.
EL problema es que en esta España cañí todos quieren ser reyes para que les sea dada esa ansiada inmunidad que conlleva la preciada impunidad, o actúan como tales pensando que son inmunes –que no impunes- a la norma. Por eso sacamos a bolsa a bancos en quiebra, vendemos productos financieros de alto riesgo a personas sin conocimiento ni formación financiera, o repartimos sobres y las migajas van para Suiza o hacemos contratos con la Administración porque somos yernos preferidos y la Administración reparte a diestro y siniestro dinero y contratos sin tener en cuenta la normativa porque si nos quedamos sin dinero… subimos los impuestos o hacemos recortes.
Estas navidades no tendremos tiempo de descansar, las reuniones familiares, las comilonas y posteriores resacas no nos dan tregua. Miramos incrédulos las noticias y el resultado de la lotería de navidad, nuestras menguadas cuentas bancarias y las facturas que debemos afrontar en enero. Y a todo esto debemos sumarle el tiempo que deberemos invertir en estudiar las nuevas leyes emanadas de un Parlamento prolífero, tan prolífero que se ha cargado la mitad del ordenamiento jurídico. Leyes de enjuiciamiento civil, criminal, ley orgánica del poder judicial, procedimiento administrativo común, código civil, código penal, jurisdicción voluntaria, estatuto legal de la víctima, estatuto de los trabajadores, nuevo baremo o ley de responsabilidad civil, etc. (y seguramente me olvido de alguna más). Este panorama nos augura un pobre e incierto futuro, dolores de cabeza, taquicardias, amagos de infarto. Yo por lo pronto me he realizado una promesa para este 2016 que se avecina…. No voy a dejar de fumar.
Sed buenos, misericordiosos, amad al prójimo, tened paciencia, pero sobre todo… compraros una gafas bien grandes que la letra del BOE viene muy pequeña.
Sed felices y comed perdices (los que podáis).
FELIZ NAVIDAD Y PROSPERA LECTURA PARA EL 2016.

Sergio Amadeo Gadea

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