FELICITACION DE NAVIDAD 30 diciembre, 2013 – Publicado en: Sin categoría

Buenas tardes queridos amigos y amigas, estamos a pocos días de la navidad y como es costumbre ya, desde hace 10 años, os remito este mail de salutaciones navideñas.
Muchos de vosotros (la gran mayoría), sois personas ligadas al mundo de la abogacía, profesión liberal, que tiene una evidente importancia social, pero que en su práctica, no está rodeada de una excesiva simpatía de la opinión pública.
Pero no deben asustarnos las concordes diatribas, en prosa o en verso, con las que el arte de todos los tiempos y de todos los países se ha recreado en acribillar la figura del abogado, sacando sabrosos tipos de abogados embrolladores; ni esa actitud de mordaz desconfianza que contra nuestra profesión ha tomado siempre el espíritu popular, que ve en el abogado el genio maléfico del mundo judicial. No, para valorar el verdadero alcance de esta hostilidad literaria contra los abogados es preciso no olvidar que ninguna de las profesiones humanas, puede sustraerse a la sátira.
Así, la sátira ve en el abogado el artífice de sofismas, el burlador de jueces, la sanguijuela de los clientes, en definitiva, un parásito improductivo, como señalaba un insigne jurista italiano.
Pero si esta indiscituble y antigua prevención contra el profesional del derecho merece ser considerada como un inocuo desahogo literario, no parece que los abogados debamos permitir lo que se nos viene encima. Estamos destinados a ser suprimidos. La abogacía está condenada por razones predominantemente económicas y políticas, so pretexto de «abaratar» al justiciable los pleitos. El legislador parece haberse tomado el cuidado de destrozar el sistema jurídico, estableciendo procesos en el cual el juez se encarga de dirimir con sencillez y celeridad las controversias nacidas entre las partes, dando con la puerta en las narices a los abogados, reconociendo oficialmente que la intervención de éstos serviría únicamente para dilatar los pleitos, para complicar los procedimientos y para obstaculizar la justicia. El Estado interviene para reconocer tácitamente que la abogacía no es otra cosa sino un estorbo más en la complicada maquinaria judicial.
Por ello, ahora debemos acatar y aceptar (no de buena gana) los errorres judiciales cuando de pleitos inferiores a 3000 euros se trata (no cabe apelación), nuestra vulneración de derechos fundamentales no puede acceder a un recurso de amparo «si no tiene trascendencia constitucional», que el Supremo acepte admitir estudiar un recurso de casación es más difícil que darle un beso en los morros a una boa constrictor que lleva una semana sin comer, no cabe apelación en los procesos abreviados administrativos cuyas cuantías sean inferiores a los 30.000 euros (bah, poca cantidad para apelar), en los juicios verbales cuyas cuantías sean inferior a 2.000 euros no es obligatorio tener abogado, total, para aplicar un baremo (el de la LRCSCVM), que no lo entiende a veces ni los jueces, no hace falta un Letrado, el justiciable puede bajarse de internet el baremo, llevarlo bajo el brazo a la Sala de juicio y explicar -después de proponer prueba-, que su condropatía rotuliana es merecedora de 4 puntos de secuela y que el perjuicio estético moderado se aplica sin sumar las cantidades resultantes de las secuelas funcionales. Y que decir del monitorio que ahora puede reclamarse muchísima pasta pero sin abogado o que uno pueda ser condenado como autor penalmente responsable de una falta de lesiones imprudentes, sin tener abogado claro está, porque el justiciable no sólo sabe defenderse solo, sino que además, conoce de sobra que el tipo del injusto está estructurado dogmáticamente en un tipo objetivo y otro subjetivo y este último está integrado también por dos elementos (ausencia de voluntaridad por ejemplo), o que la doctrina clásica distingue entre culpa consciente y culpa inconsciente (omisión voluntaria del cumplimiento del deber de evitar un riesgo y omisión del deber de advertir el riesgo). Todo esto el justiciable lo conoce de sobra y por ello no hace falta tener un abogado.
Faltaría más!!!.
¿de verdad creemos que así los juicios son más rápidos, sencillos y sobre todo más baratos?
A todos estos ataques podría responderse que aunque fuesen verdaderas todas las culpas que se le echan en cara actualmente a la abogacía, ésta encontraría siempre su justificación en razones prácticas y sociales. Razón
práctica: la de técnica judicial, porque servimos para facilitar la obra del juez y razón de índole social: las apuntadas más arriba: defender con garantía a los justiciables, salvaguardar sus derechos personales y económicos.
Decía el Ilustre PIERO CALAMANDREI que el proceso judicial no es extraño al interés público, ya que en todo proceso se encuentra en juego la aplicación de la ley, es decir, el respeto a la voluntad colectiva.
En un sistema juducial inveitablemente complicado como lo es el de los Estados civilizados modernos, la justicia no podría funcionar si no existiesen los profesionales del derecho y por ello vuelvo a insistir que no puede «abaratarse» el proceso al justiciable negando (voluntariamente) la intervención del abogado.
Pero creo que Gallardón pensó que dado que hemos abaratado tanto la justicia, deberíamos aplicar unas tasas para que por lo menos no menguen las arcas públicas.
La historia de la abogacía es tan antigua que llega a Adán y Eva. Fue el primer juicio que se conoce (y por comerse una manzana!!!), y dado que la cuantía del pleito fue eso, una manzana, no hizo falta asistir con abogado ni con procurador, aunque lo que aún no sabemos es si tuvieron que pagar tasas, o si no apelaron porque el pleito era inferior a 3000 euros y por tanto el destierro devine firme.
Sed buenos, pasar estas fiestas con los vuestros, que al final, la familia es lo más importante que tenemos (además de los buenos amigos), beber con moderación que si luego roncais teneis que dormir en el sofá.

En definitiva FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2014 (aunque cualquier cosa será más próspera que 2013 dicho sea de paso).

PD: como vereis, este año me he enviado a mi mismo el correo y con copia oculta a todos vosotros, por eso de lo de la protección de datos, no vaya a ser que alguno sufra la tentación de salir de la crisis denunciándome…..

SERGIO AMADEO GADEA

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